El Almendro acelera la madurez, estimulando los esquemas de
crecimiento en los niños que padecen algún tipo de atrofia del
mismo, como el enanismo, y lo ayuda a uno a madurar mentalmente.
La clave es su efecto sobre la pituitaria, y en grado algo menor sobre
el timo y las glándulas adrenales. Vigoriza todo el sistema endocrino,
que es la clave del proceso de madurez. El cáncer puede ser tratado
con Almendro, especialmente si es provocado por las tensiones.
Estimula el intercambio entre el ácido ribonucleico (ARN) y el desoxirribonucleico (ADN).
Pueden tratarse los temores constantes ya que el Almendro trae estos temores desde el cuerpo
mental a la conciencia, de modo que puedan ser enfrentados y resueltos.
El Almendro influye sobre el proceso de envejecimiento posibilitando la división celular y un
crecimiento más veloz de las células.
Vitaliza el cuerpo y brinda alegría de vivir.
Por otra parte es muy indicado para personas con temor a la vejez.