Bach demostró con su método curativo que nuestra enfermedad no sólo se trata de trastrornos relacionados con el cuerpo, sino que tienen su auténtico origen en sentimientos y posturas negativas y desnaturalizadas que nos entorpecen en nuestro crecimiento interno y bloquean la transformación de la fuerza vital presente en todos los seres vivos.
Un sentimiento cálido y un pensamiento constructivo hacen también que el cuerpo funcione mejor
Lo mismo que la carencia de ciertas vitaminas provoca típicos cuadros clínicos corporales, también con la carencia de pulsos espirituales y emocionales aparecen típicas alteraciones en nuestras propiedades interiores y nuestra conducta. Pero si nos “alimentamos” internamente del modo correcto, todo el cuerpo puede funcionar en armonía.
La curación más valiosa es aquella que nos ayuda a desoertar positivamente nuestras aptitudes y posibilidades innatas, crecer en nuestra vida y satisfacer su sentido.
Sólo cuando nuestra vida real se corresponde con nuestras necesidades interiores, la percibiremos llena de sentido.